Posición de profesionales académicos, académicas, investigadores e investigadoras de la academia y de la sociedad civil en el área de la salud, la alimentación y la nutrición sin conflictos de interés de índole comercial en Colombia
Asunto: Crítica a la bienestarina como estrategia en la lucha contra el hambre en Colombia.
Los firmantes de este comunicado como profesionales, académicos, académicas, investigadores e investigadoras de la academia y la sociedad civil cuyo interés primario es aportar a la salud pública y al reconocimiento del derecho humano a la alimentación sin conflictos de interés, no compartimos las políticas reduccionistas basadas en el asistencialismo implementadas históricamente [i] y que se continúan fomentando con la pretensión de solucionar el hambre y la desnutrición en Colombia, como lo puede ser la entrega que se ha realizado por varias décadas del producto procesado industrialmente (actualmente con insumos extranjeros) que se conoce como “bienestarina”.
Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, con una riqueza natural inmensa y una estructura social y económica que podría garantizar el derecho a la alimentación a todos sus ciudadanos. El problema central está en que quien controla, tiene el poder sobre nuestros alimentos y vela para garantizar este derecho a la población. Como ciudadanos no merecemos seguir en el constante manoseo discursivo contra al hambre desde el biopoder que se ejerce históricamente por los entes políticos y corporativos con intereses particulares. Se requiere urgentemente salir de esta absurda desinteligencia social, implementando en el abordaje del problema del hambre, un enfoque de derecho con metodologías participativas de dialogo de saberes desde los diferentes contextos del territorio colombiano, para plantear y aplicar soluciones realmente estructurales y sustentables a esta problemática.
No se puede resolver un problema con otro problema. Por lo tanto, el hambre no se debe solucionar con productos industrializados insalubres e insustentables desde el asistencialismo. Este comunicado también se puede catalogar como un pronunciamiento en defensa de la alimentación tradicional y del alimento en su concepción natural, aquel que se cultiva en el propio territorio y con el cual hemos co-evolucionado por miles de años en armonía socio-ambiental brindando salud y vida a través del universo culinario en cada contexto en Colombia. El mismo que ha sido secuestrado y violentado por el régimen alimentario corporativo, degradándolo a la concepción de mercancía, por medio de modelos de acaparamiento y de distribución en forma de monopolios y oligopolios. En este afán corporativo, se ha violentando la estructura del alimento en su forma natural, por métodos de ultraprocesamiento industriales, teniendo como base, materiales comestibles sintetizados industrialmente que generalmente combinan grasas sintéticas con azúcares añadidos o grasas con sales y mezclas de aditivos cosméticos (saborizantes, colorantes, exaltadores de sabor, etc) que intentan mimetizar las características organolépticas de lo natural. Estos productos comestibles generalmente están relacionados con enfermedad y muerte [ii].
Si seguimos resolviendo el hambre con productos insalubres e insustentables, seguiremos transitando de la desnutrición a las otras múltiples formas de malnutrición (sobrepeso, obesidad, deficiencia de micronutrientes) y en lo social seguiremos transitando hacia la dependencia alimentaria vulnerando la autonomía y soberanía alimentaria que han defendido históricamente los pueblos originarios. De esta manera, la instalación de este régimen corporativo en el país ha generado grandes ganancias a grupos de poder, pero poco o nulo beneficio en la lucha contra el hambre. Por lo tanto, no consideramos pertinente el comunicado enviado recientemente por el presidente de la Junta Directiva Nacional del Colegio de Nutricionistas de Colombia (COLNUD), apoyando la estrategia de entrega de bienestarina para la “desnutrición crónica”. Encasillar la alimentación a un mero sistema de transferencia de nutrientes (“nutricionismo”), en el cual, no se presta atención al vehículo alimentario, la forma de producción o distribución de alimento o producto y los intereses comerciales detrás de la estrategia, es una posición reduccionista, que descontextualiza, invisibiliza los problemas estructurales y retrasa los cambios que realmente se requieren para avanzar en la instalación del derecho humano a la alimentación en el país.
Descargar comunicado completo aquí:
[ii] Cediel G, Pérez-Tamayo E, Gonzalez L, Gaitán D. Del Nutricionismo a la alimentación saludable, solidaria y sustentable. Revista de la Facultad de Medicina 70 (3), e94252-e94252